El área de distribución mundial se extiende desde el entorno mediterráneo hasta el sudeste asiático.
En suma, la población de la Península Ibérica es la más importante del Paleártico.
Como todas las grandes rapaces son especies de larga vida, tardando de cuatro a cinco años en llegar al estado adulto, hacen una sola puesta anual, habitualmente de dos huevos y los pollos mantienen durante varios meses un contacto cercano con el territorio donde han nacido. Posteriormente se dispersan y hasta que se hacen adultas vagan por lo que se llaman "zonas de dispersión".
Esta es una estrategia típica de grandes predadores, basada en escasa fecundidad y un largo proceso de aprendizaje y maduración de varios años hasta asentarse en un territorio vacante. La mortalidad en esta fase es relativamente alta por causas naturales descendiendo conforme llegan a la fase adulta y comienzan a reproducirse.
Como otras grandes águilas, éstas son muy territoriales, ocupando áreas de 20 a 100 km2 cada pareja, donde no dejan que nidifiquen otras de la misma especie.
Además en el caso de la perdicera existe cierta competencia directa con el Águila real por las zonas de reproducción y de caza, puesto que sus espectros alimenticios coinciden sobre varias presas.
Salvo casos puntuales la presa más importante para
ambas especies es el conejo, condicionando la abundancia de éste en buena medida el éxito reproductor de ambas especies. En zonas con escasez de conejo se basan en otros recursos como son perdices, palomas, liebres, incluso lagartos en el caso de la perdicera.
Las perdiceras predan sobre una amplia variedad de presas, con cierta preferencia sobre las aves a lo largo de todo el año, capturando palomas, perdices fundamentalmente pero también más ocasionalmente córvidos y otras aves. El otro recurso fundamental es el conejo, en función de su abundancia local y las condiciones del medio. Éste puede suponer alrededor del 40% de las presas. Los lagartos son ocasionales y la alimentación de carroña también está documentada como excepcional.
Las escasas ocasiones que se ha documentado su predación sobre cernícalo, gavilán, azor, y zorro permiten calificarla como un superpredador.
Podríamos decir que son generalistas, adaptables a la disponibilidad de recursos, y escogen con mayor frecuencia las presas más abundantes, efecto éste más marcado en el caso de los juveniles que en los adultos, los cuales a la vez de mantener territorios fijos tienen más tendencia a cazar un espectro amplio de presas, en general con más aves y menos conejo.
DISTRIBUCIÓN
En la Península Ibérica la perdicera está asociada al paisaje mediterráneo, faltando en el tercio noreste y siendo más abundante cuanto más al sur y al este.
Existen parejas reproductoras en Álava, La Rioja, Navarra, y Castilla-León, pero el grueso de su población se extiende al sur y este de estas regiones.
Andalucía cuenta con la población numéricamente más importante, con una estima de entre 270 y 310 parejas censadas en 2002. Este censo supera otros anteriores posiblemente debido a una mejora en la cobertura del mismo más que a una tendencia creciente.
En general la tendencia ha sido regresiva en los últimos años en toda la península pero especialmente en la mitad norte donde se ha constatado su desaparición de numerosos territorios. En cambio las poblaciones de zonas más meridionales como Málaga y Granada parecen estar en condiciones estables o incluso crecientes.
REPRODUCIÓN
La perdicera utiliza para criar roquedos de pequeño a mediano tamaño en función de su disponibilidad. No necesita de grandes paredes verticales para ubicar sus nidos.
Su necesidad básica es de pequeñas repisas o grietas en lugares poco transitados donde pueda pasar desapercibida. En ocasiones los nidos son fácilmente accesibles, incluso a pié. Esta característica ha hecho que en el siglo pasado se llegara a robar las presas, conejos y perdices, que los adultos llevaban al nido amarrando el pico a los pollos para que no las pudieran comer.
En general la perdicera instala sus nidos en las zonas periféricas de las sierras, entre los 400 y los 800 metros de altitud, aunque se han descrito ubicaciones de nido hasta los 1.500metros de altitud, así como en acantilados marinos.
Puede empezar las puestas, especialmente en el sur y levante tan temprano como el mes de enero, y habitualmente pone dos huevos. Los pollos permanecen unos 60 días en el nido hasta su primer vuelo y son alimentados casi exclusivamente por la madre, limitándose el padre a aportar las presas durante la crianza.
El nido es de dimensiones muy variables en función del tamaño de la cornisa, y está compuesto por restos de materiales vegetales que los adultos aportan al mismo desde el mes de octubre hasta que vuelan los pollos. Se ha documentado una larga lista de especies vegetales aportadas, desde olivo, encina, esparto, retama, etc., cuyo fin último se desconoce. El aporte de ramas de pino resinero "Pinus pinaster" parece ayudar en la lucha contra los dípteros parásitos "Protocalliphora spp."que pueden llegar a debilitar seriamente a los pollos.
La productividad por parejas es bastante variable en un gradiente relacionado con la temperatura media de las zonas en que viven, citándose desde 0,36 pollos por pareja y año en Burgos y 1,3 en Granada, siendo éste índice el mayor registrado en la Península Ibérica.
Es habitual que una pareja posea más de tres o cuatro nidos en su territorio, los cuales va alternando con los años. Se desconoce la causa de esto pero entre las hipótesis barajadas está la de evitar los parásitos hematófagos como los citados, cuyas fases larvarias quedarían en el nido recién usado.
ZONAS DE DISPERSIÓN
Una vez que los pollos han abandonado el nido pasan el verano con los adultos aprendiendo a cazar y recibiendo de éstos presas muertas que les ayuden a completar su desarrollo.
El seguimiento de varios juveniles en los últimos años mediante sistemas de marcaje seguidos por satélites ha permitido conocer las áreas donde pasan la mayor parte del tiempo de su vida juvenil hasta que alcanzan el estadio subadulto con tres años de edad. Estas áreas tienen en común la abundancia de presas, básicamente conejo, liebre y perdiz, y un cierto alejamiento de territorios de cría de parejas adultas. Habitualmente se trata de zonas de agricultura extensiva, de secano, con matorrales, campiñas poco arboladas y relativamente llanas.
El seguimiento mediante radiomarcaje de varios juveniles procedentes de nidos del Levante peninsular, Cataluña, Comunidad Valenciana y Murcia, ha permitido obtener abundante información acerca de la dispersión juvenil, descubriendo que en sus primeros años suelen permanecer en zonas tan alejadas de su origen como La Rioja, montes de Toledo, Sierra y campiña de Cádiz, secanos de Lérida, Albacete, Sierra Morena, y otros.
En algunos casos estas aves procedentes del Levante se emparejan y se asientan para reproducirse en zonas cercanas a las citadas de dispersión, muy alejadas de su territorio natal. Esto confirma la escasa filopatría de la perdicera (tendencia a volver a su área de origen al llegar a la edad adulta).
Los estudios genéticos realizados a partir de muestras de sangre de los juveniles controlados dan resultados en la misma dirección, indicando que hay muy poca variabilidad genética entre aves de distintas zonas de la Península, lo que confirma que existe intercambio frecuente de ejemplares entre las distintas zonas.
Por lo tanto, solo una estrategia de ámbito global, al menos dentro de la Península Ibérica tiene sentido a la hora de proteger a la especie.
AMENAZAS
El águila perdicera tiene mala prensa entre el sector de la caza y las explotaciones cinegéticas. Todos los años se encuentran numerosos ejemplares tiroteados, aunque obviamente se localizan muchos menos de los que realmente se han matado de esta forma.
Con todo, la principal amenaza para las perdiceras son los tendidos eléctricos. Su tendencia a observar desde posaderos la lleva a menudo a usar los postes de alta y media tensión y se producen numerosas electrocuciones. Al entrar o salir del posadero el ave puede contactar con un cable a la vez que con el apoyo quedando electrocutada.
EN GRANADA
Nuestra provincia mantiene uno de los núcleos más importantes y estables de reproductores de Águila perdicera. En el año 2003 se concluyó un estudio de identificación de las zonas de dispersión juvenil. Existen tres áreas destacadas que son las Dehesas de Loja y Salinas, el Temple y la Vega de Granada, y Huelma y Guadahortuna. En estas tres zonas era frecuente la observación de águilas perdiceras y reales con plumaje juvenil e inmaduro, y tienen en común ser cotos de caza menor con abundancia de presas, básicamente conejo, liebre y perdiz.
En algunas áreas de estas zonas de dispersión la abundancia de tendidos eléctricos hacen que puedan convertirse en un auténtico sumidero de ejemplares, como se pudo comprobar en el citado estudio, donde se constató la muerte por electrocución de al menos diez perdiceras y nueve reales en los cinco años de estudio. La ausencia de protección para las aves en las torres de apoyo de esos tendidos y la abundancia de éstos nos lleva a pensar que realmente constituyen un peligro muy importante. Se cita en ese estudio que un solo poste situado en la comarca del Temple provoca la muerte de dos perdiceras, tres búhos reales y otras rapaces ¡cada año!.
Otro factor importante en algunas de estas zonas de dispersión es la reciente roturación de numerosas tierras cubiertas de matorral y su transformación en cultivos de olivar, con la consiguiente disminución de las poblaciones de conejo. Este tipo de transformación lleva aparejada la instalación de numerosos tendidos eléctricos hasta los pozos que cada finca perfora para obtener agua de riego, produciéndose por tanto no solo un cambio de uso del suelo sino además un aumento del riesgo de muerte de las aves que usan los postes y del riesgo de chocar con tendidos. En la zona de Cacín, en el Temple, este efecto es realmente muy llamativo.
Resumiendo, las zonas de dispersión juvenil son las áreas donde viven hasta la edad adulta y mantienen una población que podríamos llamar de reserva que permite cubrir las bajas que se producen en las parejas reproductoras, siendo por lo tanto esencial su conservación.
FUENTES
Elaborar una lista exhaustiva de lo publicado sobre Águila perdicera sería difícil dado que es una de las especies más estudiadas, especialmente en la provincia de Granada por lo que esta lista, con perdón de autores no citados solo puede ser un breve resumen, al cual habría que añadir datos propios y de otros autores que no se citan.
Una bibliografía muy completa se puede encontrar en: http://www.vertebradosibericos.org/aves/bibliografia/hiefasbi.html
Águila Perdicera: hacia una estrategia de conservación global. Cadahía, L. y otros. Quercus 264, 2008.
Purroy, F. Fauna navarra en peligro de extinción. Ediciones y libros, 1974.
Arroyo, B., Ferreiro, E., Garza, V. (1990). Inventario de la población española de Águila Perdicera Hieraaetus fasciatus y sus áreas de cría. ICONA. Madrid
Balbontín, J, Penteriani, V., Ferrer, M. (2000). El águila perdicera en Andalucía: situación actual y tendencias en las áreas de reproducción y de dispersión juvenil. Sevilla: CSIC/Junta de Andalucía.
Bautista, J., Gil-Sánchez, J.M, Martín, J., Otero, M. ,Moleón, M. (2004). La dispersión del águila real y el águila perdicera en Granada. Quercus, 223: 10-15.
Gil-Sánchez, J.M (2000). Efecto de la altitud y de la disponibilidad de presas en la fecha de puesta del Águila-Azor Perdicera (Hieraaetus fasciatus) en la provincia de Granada (SE España). Ardeola, 47: 1-8.
Moleón, M., Gil-Sánchez, J. M., Real, J., Sánchez-Zapata, J. A., Bautista, J., Sánchez-Clemot, J. F. (2007). Ecología trófica de las águilas-azor perdiceras Hieraaetus fasciatus territoriales durante el periodo no reproductor en la Península Ibérica. Ardeola, 54 (1): 135-143.
Ontiveros, D., Caro, J., Pleguezuelos, J. M. (2008). Green plant material versus ectoparasites in nests of Bonelli's eagle. Journal of Zoology, 274 (1): 99-104(Fuente:
Real, J., Mañosa, S., Codina, J., Del Amo, R. (1996). Primeros datos sobre dispersión del Águila perdicera. Quercus, 122: 25.
Enciclopedia Virtual de las Aves de España y Sociedad Española de Ornitología)
Monografía y censo 2005: http://www.seo.org/media/docs/Perdicera%20monografia.pdf