Es raro ver la agachadiza comiendo en pleno día y fuera de las junqueras y vegetación palustre donde suele refugiarse. Si bien come tanto en zonas encharcadas cubiertas de vegetación como en láminas de agua libre, prefiere estar oculta y habitualmente es solitaria y crepuscular. Esto tiene que ver con muchos de sus nombres comunes, becacín, becacina, etc.,  que la asocian con la becada, una de las aves más crípticas y discretas de nuestra fauna.

En ambas especies lo habitual es ver salir de nuestros pies un ave de colores pardos, muy rápida, ruidosa, que vuela en zigzag desapareciendo rápidamente de nuestra  vista. Solo la experiencia puede ayudarnos a identificarla.

También tiene en común con la becada su carácter solitario, al menos no claramente gregario como la mayor parte de limícolas.

Posiblemente esto está relacionado con sus hábitos de alimentación, en pequeñas zonas encharcadas con vegetación y marjales, nunca en playas marinas despejadas, donde el grupo denso es la estrategia defensiva contra los predadores. Se reproduce en pastizales de herbáceas y brezales.

Hábitat:

En la Península, la agachadiza común es fundamentalmente invernante, frecuentando desde grandes marismas a pequeñas charcas que sean de aguas dulces y cuyos fondos fangosos alberguen invertebrados.

Distribución:

Hemisferio Norte. En grandes líneas, crían al norte del paralelo que pasa por el Pirineo e invernan desde el sur de éste hasta el Ecuador.

No es abundante en Granada puesto que tampoco lo son las zonas encharcadas con vegetación palustre.

Especies similares:

• La citada becada, casi exclusivamente forestal*,
  
• y las otras dos agachadizas, A. Chica y A. Real, ambas muy escasas y difíciles de distinguir.

(*)Cita de Granada Natural en nacimiento del río Alhama la pasada primavera, comiendo en la orilla fangosa del arroyo.

Estatus:

Especie cazable, no amenazada globalmente.